Analicemos este ejemplo:
Benjamín amigo de Macarena , entre los dos "pasan cosas", pero son amigos al fin y al cabo. Se conocieron hace dos años, y aunque entonces ella tenía pareja, reconoce que la atracción fue inmediata. "La primera vez que nos vimos conversamos como si no hubiera nadie más en el pub. Después, cada vez que estábamos juntos, que era bastante seguido, pasábamos de coqueteo en coqueteo. Miraditas, risas... era entretenido, y lo tomé como un juego porque estaba pololeando y no suelo ser infiel. Pasaron unos meses, y cuando nos reencontramos ambos estábamos solteros, y ahí la cosa se puso más divertida. No salíamos juntos, pero tratábamos de toparnos. Entonces un día dijimos: Ya, esto es pura atracción física, así es que juguemos pero sin enamorarnos. Y quedamos de acuerdo en ese pacto".
Hoy no es difícil encontrarse con historias como la de Macarena y Benjamín. Amistades "con derecho", "con ventajas", "con cover", que nos ponen frente a un nuevo personaje en el universo de las solteras: los "amigos eróticos". Actores que han alcanzado tal protagonismo en el último tiempo que, según Ximena Azócar, sicóloga y miembro del Instituto Chileno de Terapia Familiar, ya podemos hablar de "una nueva forma de tener pareja, cada vez más común y que implica un grado de compromiso menor".
Renata Ortega, también sicóloga y terapeuta sexual, explica que un "amigo erótico" es "alguien con el cual se comparten espacios sexuales, sin compromiso o reglas establecidas, y donde el sentido está puesto en la alianza para darse placer, en un contexto conocido, no amenazante y de cierta confiabilidad. Una realidad bastante común entre los hombres, y que hoy emerge también como un ámbito femenino".
Según las especialistas, esta nueva tendencia entre las mujeres independientes viene gestándose desde hace unos años. De hecho, ya en la Tercera Encuesta Nacional de Juventud, realizada por el Injuv en el año 2000, se pudo detectar cierto "predominio del deseo por sobre el amor, acerca de las condiciones necesarias para tener relaciones sexuales". Al respecto el estudio dice: "Se puede observar que en comparación a 1997 ha aumentado en forma notable el número de jóvenes que considera que se puede tener sexo sin que haya amor o compromiso en la pareja, lo que plantea claras tendencias a la liberalización".
La base de estas 'amistades especiales' es tener una relación honesta y que los dos tengan claro el juego. Lo pasan bien, tienen buen sexo y tambien comparten espacios y tiempos de diversión como salir a comer, a ver una película, a bailar, etc.
Esto tiene mucho que ver con un momento histórico, en el cual las mujeres se conectan con la actividad sexual, ya no sólo como vehículo afectivo, sino también como acto placentero sin otro fin que la consecución de la satisfacción sensual. Esto posibilita establecer relaciones sexuales con otro u otros que no sean "el amor de la vida" o la pareja con la que se concretará un proyecto a largo plazo".
Pero, ¿hasta qué punto es sana una relación así?
Ximena Azócar cree que en esto de la sexualidad no hay reglas para decir qué es lo correcto y qué no. Que más bien se trata de opciones personales. De todos modos, sostiene que para ella lo óptimo es tener una relación en la que "el sexo se una a lo amoroso, y no se viva como algo disociado de los aspectos de cuidado y cariño".
Un vínculo de este tipo también tiene costos emocionales, asegura la sicóloga. "No importa lo liberal que parezca o que la mujer diga que no se enrolla; siempre surgen expectativas amorosas. A lo mejor esa mujer no quiere una relación comprometida con el tipo, pero sí quiere que la encuentre regia, que la prefiera y que se preocupe de ella. En el fondo, espera un cierto grado de lealtad". Y esos factores pueden transformar esta amistad en algo dañino.
"Cada vez que nos vinculamos hay una cosa emocional, y es casi imposible que se trate de algo tan libre, simplemente porque las mujeres no somos tan prácticas".
Por eso advierto que una relación así puede dejar con una gran sensación de vacío. No importa lo que una pretenda, una se vincula y más tarde o más temprano aparecen los afectos. Entonces viene la inseguridad, la baja en la autoestima, el sentirse culpable por lo que se hace.
Renata Ortega coincide. Dice que hay que estar consciente del juego que se está jugando, y que las expectativas deben ser concordantes con la realidad vivida. "Hay que saber que el otro es conocido y, por lo tanto, se compartirán algunos espacios afectivos. Tener expectativas claras significa saber que cada uno tiene su vida, sus proyectos, sus búsquedas y que aquí, a diferencia de cuando se está en pareja, no hay un nosotros. El peligro surge cuando se confunde el escenario cotidiano, que da la amistad, con un nosotros de pareja que no existe".
Durante mucho tiempo podemos mantener este tipo de relación y ser amigos, amantes, de todo, pero nunca pareja. Pero ojo, se hace cada vez más difícil porque una va sintiendo cosas, y no se puede hacer nada. Cuando una empieza a echar de menos, a necesitar a esa persona, la cosa se pone heavy y hay que estar preparada para el doloroso porrazo si los sentimientos no son recíprocos o al menos no hay un equilibrio emocional. Hay que tener el coraje y determinación de identificar que cuando la relación empieza a 'hacer ruido' y a afectarte en tu vida cotidiana es hora de salir arrancando.
Fuente : puntomujer.emol
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