martes, 25 de agosto de 2009

Reflexiones sobre La Cama


El mejor modo de evitar que su troglodita desee a otras mujeres, es agotarlo física y emocionalmente hasta el punto de que la sola vista de un par de piernas lo estremezca de horror.Para eso se inventó la cama. Y también para dormir.
De todo lo que se puede -y debe- hacer en una cama, ya se han escrito muchos metros de libros y se seguirán escribiendo, puesto que para eso produce Estados Unidos varias decenas de candorosos sexólogos al año. Nosotros nos limitaremos a hacer algunas consideraciones sobre este importantísimo mueble.

Conviene declarar enfáticamente, para que no quepa dudas al respecto, que la única manera en que una institución tan antinatural como el matrimonio monógamo sobreviva durante muchos años, es que las víctimas duerman en una sola cama. ¡Y en lo posible bien estrecha! Es la única forma de que el hombre no se escape en la noche, de hacer las paces después de una pelea y de lavar menos sábanas.El mejor accesorio para este mueble es un plasma instalado justo al frente, de preferencia con conexión satelital a muchos canales deportivos y si es posible a alguno premium tipo hot. Teniendo estos altruistas puntos de vista en la mente, será más fácil soportar los inconvenientes de compartir lecho. Esos inconvenientes son muchos.
De partida, los hombres, por ser más peludos, son acalorados, así es que tienden a patear el cobertor fuera de la cama y de paso patear a la mujer. Además, como son más grandes, duermen atravesados en diagonal y con los brazos abiertos en cruz, lo cual le deja a ella apenas un espacio insignificante donde enrollarse en posición fetal. Si ella no toma las medidas adecuadas, el hombre tan pronto pone la cabeza en la almohada se queda dormido como un sátiro extenuado, con estrepitosos ronquidos, como los de un tiranosaurius rex con asma. A veces se da el lujo de tener pesadillas, insomnio o de ser sonámbulo. Con eso las probabilidades de que su compañera pegue los ojos se reducen a cero.
Hay muchos otros inconvenientes de la cama matrimonial que no hay ninguna necesidad de detallar aquí, porque si los ponemos a un lado de la balanza y al otro ponemos el simple placer de dormir acompañada y lo que A VECES sucede cuando no se duerme... ¡no hay dudas al respecto!
Pero hay pequeñas venganzas que usted puede practicar con cierta frecuencia y que le recompensarán en parte las molestias que le ocasionará su compañero de lecho. Por ejemplo, el cuento del ladrón. Espere que él esté durmiendo profundamente despues de llegar del club de tobi de los jueves y lo remece hasta que abra un ojo. Dígale que oyó pasos en la cocina, póngale el control remoto en la mano a modo de arma contundente y oblíguelo a partir en viaje de reconocimiento. Lo mismo se puede hacer con la variación de que sintió un ratón, que la guagua parece que tosió o, lo que es mucho más refinado aún, despiértelo para preguntarle con ternura y con su mejor sonrisa: ¿estabas durmiendo, mi amor?.
Lógicamente, lo menos interesante que se puede hacer en una cama es dormir. Esa es la primera idea que se le ocurre a su hombre después que pasa la luna de miel, de manera que hay que estimularlo para que haga atletismo de dormitorio. Aparte de las camisas de dormir exóticas y transparentes, el perfume, música frocubana, las luces indirectas y otros trucos que recomiendan las revistas femeninas, es bueno que usted conozca, una receta afrodisíaca INFALIBLE del Gran Libro de San Cipriano.
Es sencilla y barata:
En un bol de pyrex o acero inxidable ponga grana de lempaza y aceite de monokokorirekoricó. Añádase después el testículo izquierdo de un macho cabrío de cuatro años, de lana negra, y un pellizco de polvos resultantes de los pelos del lomo de un guanaco blanco, cortados en el día primero de novilunio y quemados siete días después. Todo esto se pondrá en infusión en un frasco a medio llenar de buen aguardiente, dejándolo destapado durante veintiún días, exponiéndolo a la influencia de los planetas. Pasado ese plazo se pondrá a cocer hasta que la mezcla reducida quede como papilla espesa. Filtrado ya el líquido que resulte se frotará sobre las partes del hombre.
Es posible que no consiga todos los ingredientes en el Lider o en el Jumbo,pero quien busca....encuentra!!. Tampoco resulta claro sobre cuáles partes hay que frotar esta preparación, de manera que recomendamos preparar la dosis doble y echársela por todo el cuerpo.Si tiene dificultad para encontrar algún ingrediente pruebe con los tragos que recomendé en el artículo anterior, también son de bastante utilidad.



Adaptación del texto original " El libro de San Cipriano" de Isabel Allende


1 comentario:

Alej@ndro dijo...

jajajaja genial la reseña ... así somos precisamente los hombres ...